viernes, 13 de agosto de 2010

Cosas del día a día: El absurdo encantador.

Hoy he salido de compras con mi madre. Hasta ahí todo bien, genial, perfectérrimo. El asunto se vuelve interesante cuando decido que prestar atención a "¿Hay mayonesa en casa? Claro que no, si no nos gusta la mayonesa..." y "Oh...¿has visto que sudadera tan mona?" no merece demasiado la pena y no me aportará ningún tipo de revelación. En ese momento...peligro: Empiezo a pensar.

Si hay algo que destaca entre todas las personas de mi círculo de amigos y gente que me cae bien en general es que tienen un humor y una forma de ser en general tirando al absurdo. En mi profundo análisis mental, caí en que yo misma soy absurda y tiendo a la gilipollez más absoluta. Por lo tanto, empiezo a pensar, el absurdo es bueno y la capacidad que al parecer tenemos de recordar frases graciosas es aún mejor. Pero, y ahí es cuando termina mi felicidad...¿qué es lo que hace que la gente absurda me resulte tan genial?

La verdad, no lo sé. Puede que sea esa forma de verlo todo bien y mal a la vez de paradójica forma, de reírse de uno mismo sin cesar a la vez que mantener un orgullo enorme. A lo mejor es sólo que me hacen gracia las gilipolleces y, yendo más allá, me hace gracia ser simple y llanamente idiota (que es la increíble fusión entre mi torpeza y mi despiste).

Adoro a las personas absurdas porque son ellas las que no hacen que tenga que cuestionarme mi forma de vivir, de ver el mundo que me rodea y a la gente que me rodea. Adoro esa forma entre inesperada y completamente previsible de dejar caer el chascarrillo más raro, la palabra más tonta, que puede hacerme reír durante horas (ha pasado). Adoro, además, poder hablar de algo serio en un tono de burla que hace que la seriedad se repliegue sobre sí misma y todo parezca más brillante. Adoro decir lo que me dé la gana, cuando me dé la gana, aunque se forme un silencio incómodo o me miren raro.

No puedo evitar encontrar encantador todo lo absurdo. Por eso me enganché a Invasor Zim, por eso conozco a las personas que conozco y por eso he salido con las personas que he salido. Es algo que me atrae como la luz a las polillas. Una cosa entre onírica y de barrio, podría decirse que onirismo barriobajero y descarado.

Entonces, mi madre me dijo que necesitábamos huesos para el perro y desperté con todo esto en mi cabeza y me dije "Voy a hacer que la gente se lo lea esperando algo mínimamente gracioso. Soy el MAL".

Y para rellenar y por el humor absurdo, un vídeo que me ha sido mostrado hoy y con el que me he reído no tanto como desde que vi ese mono apuñalando a alguien en televisión ...pero casi.


Make a Giant S!

2 comentarios:

  1. Viva el humor absurdo. Ahí tiene a los Monty Python, por ejemplo.

    Yo también me considero bastante absurdo, pero me gusta. Y sólo es cuestión de tiempo encontrar gente igual de absurda que uno y asociarse para acabar con los niños mutantes brasileños que... euh... estoy hablando más de la cuenta.

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  2. ¿Por qué no hay más comentarios aquí? Qué tontería, la verdad. Este post vacío a la vez que mil otros blogs siguen hinchándose con su propia mierda regur-y-agitada. Parece que los comentarios se los hagan desde una red internacional de clones del autor, idénticos solo que con diferentes tonalidades de piel y acentos al hablar. Me ha dado angustia todo esto, por eso... ya sabes, que comento aunque no tenga nada que decir. Ah, por cierto. ¿Has leído El Guardián entre el centeno? Vamos... Es el libro que mató a John Lennon. Bueno, puede que sí. Pero si no: porfa?

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